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De fumadora a corredora


Nunca esperé que me gustara correr. De hecho, odiaba hacer ejercicio, cualquier tipo de ejercicio. Me cansaba muy rápido, obviamente, porque no tenía buena condición física y me aburría sobremanera. Y por si fuera poco, fumaba una cajetilla al día. Sí, sedentaria y fumadora. Hermoso, ¿no?

Hace ya casi seis años comencé a correr, seguramente como muchos, por moda. Antes de eso, yo no corría ni en defensa propia. Odiaba el ejercicio pero realmente se me antojaba correr una carrera, de esas que estaban de moda y que todo mundo presumía acabar con una foto de sus brillantes medallas en las redes sociales. Sí, yo quería eso. ¿Qué tan difícil podía ser? Todo mundo lo hacía.

Así, una fría mañana de otoño del año 2011, decidí ponerme el único par de tenis que tenía y salir a la calle a correr. Tremenda frustración: no logré correr ni un minuto continuo. A los 40 segundos (¡con reloj en mano!) sentía que mi corazón iba a salir disparado de mi pecho y que mis pantorrillas ardían, por lo que tuve que detenerme de golpe y comenzar a caminar. ¡No podía creerlo! Sabía que no tenía buena condición física, pues jamás había hecho ejercicio, pero… ¿ni un minuto? ¿Cómo le hacían todos los que presumían sus medallas? ¿Cómo lograría correr 5 kilómetros si no podía correr ni un minuto sin parar?

A pesar de la frustración, no me quedé cruzada de brazos. Ese día por la tarde, me eché un clavado en internet para buscar planes de entrenamiento de 5 kilómetros para principiantes. La mayoría de los planes para principiantes iban desde las 6 hasta las 8 semanas, pero además, tenían el pequeño gran detalle de que desde el día uno tenías que correr entre 1 y 3 kilómetros. ¿Cómo iba yo a correr un kilómetro si no podía correr ni un minuto sin parar? No, definitivamente eso no me funcionaba y mucho menos me motivaba. Después de mucho investigar, me topé con el método “caminar-correr”, el cual combina caminata con lapsos de trote y, a manera que avanzas, vas disminuyendo el tiempo en los lapsos de caminata para aumentar los de trote. Y así lo hice. Me inscribí a un gimnasio y, al cabo de 8 semanas, pude correr por primera vez 5 kilómetros sin parar a una velocidad de 9km/hr. Terminé en 33 minutos.

Pasaron varios meses antes de inscribirme a una carrera. La primera que corrí fue la carrera conmemorativa por los 10 años de Starbucks en México. Me inscribí a la de 5 kilómetros. Resultó muy diferente correr en la calle que en una caminadora, pero terminé feliz. Lastimada, pero feliz. Mi tiempo fue de 33:05, nada mal para una principiante. Jamás pensé engancharme tanto con este deporte, pero la realidad es que así fue. No lo dejé y, eventualmente, se volvió algo adictivo y quería más, pues cuando dominas una distancia necesitas un reto mayor. Así, cuando menos lo esperas, ya estás corriendo 10, 15, 21 y 42 kilómetros. ¡Sí! Un maratón. Hoy, he corrido 3 maratones: Querétaro (2014), Tajín (2015) y Chicago (2015).

Cuando inicié esta aventura acaba de tomar un famoso curso de hipnoterapia para dejar de fumar. Sólo dejé de fumar 4 meses, pero fueron 4 meses muy frustrantes, pues se me antojaba el cigarro demasiado y sólo lo sufría. Volví a fumar, aunque un poco menos: de 20 a 7 cigarros al día. Y así, corría y fumaba. Según yo, no pasaba nada. Ahora era una persona que hacía ejercicio, ¡toda una deportista! Hasta que un buen día me topé con un artículo que mencionaba que correr y fumar era mucho peor que ser sedentario y fumar. ¿Qué queeeeeeee? ¡Pero si ahora hago ejercicio! ¡Soy toda una deportista! Siempre escuchas que ser sedentario es malo, ¿cómo puede ser mejor fumar y ser sedentario? Bueno, ¿la razón?, simple: fumar altera directamente nuestros sistemas cardiovascular y respiratorio, los dos sistemas más importantes involucrados cuando hacemos ejercicio. Por esta razón, el riesgo de sufrir un paro cardiaco, una arritmia o presentar una enfermedad coronaria, es mayor, mucho mayor en alguien que corre y fuma que en el resto de la población.

Bien dicen que el miedo no anda en burro, así que decidí que era tiempo de dejar de correr…no, perdón, de fumar. Primero fue poco a poco, un cigarrito al día, uno después de comer, uno a la semana, uno de vez en cuando, uno cuando sales con las amigas. Pero vamos, get real!, eso no sirve. Al final, sigues fumando y te sigues intoxicando. ¿Cómo lo hice? Pues con lo que generalmente se hace todo: sí, con mucho de eso que estás pensando. Simplemente un día me levanté y dije “ya no más, a partir de hoy no vuelvo a fumar”. Y así lo hice. Hoy, tengo cuatro años de no fumar y lo mejor de todo es que no lo sufro, no lo extraño y rara, muy rara vez, se me antoja. A decir verdad, me volví un poco (naaah! muy) intolerante con el cigarro y los fumadores.

Durante todo el 2012 asistí rigurosamente al gimnasio de lunes a viernes a practicar una hora de ejercicio cardiovascular y una hora de pesas y, sin embargo, no bajaba ¡ni un centímetro! Seguía pesando exactamente lo mismo que cuando entré y mi ropa me seguía quedando exactamente igual. ¡Fue frustrante! Por más que mi entrenador me decía que tenía que cambiar mi forma de alimentarme, simplemente no le creía. Todos los días al salir del gimnasio pasaba a comprarme una dona de Krispy Cream, ¡porque me lo merecía! Claro. El famoso coco-wash que todos nos hacemos. Desafortunadamente, después de un año seguía sin ver resultados hasta una amiga me invitó a hacer una dieta cetogénica con ella y acepté.

Durante tres meses seguí esta alimentación pero, desafortunadamente, usábamos "polvos" todo el tiempo por lo que, al regresar a comer comida real, recuperabas mucho de lo perdido. Pero cuando vi resultados, cuando vi que sí se podía, fue cuando mi obsesión por la alimentación comenzó. Decidí investigar todo lo que podía sobre nutrición, alimentación y distintos detox. Empecé a probar y a experimentar conmigo y decidí emprender un estilo de vida saludable. Cambié mi forma de comer y de vivir. Al principio la gente me criticó, se burlaban de mí y no paraban de cuestionarme el porqué no "disfrutaba la vida". ¿En serio? Sí, desafortunadamente cuando decides ser diferente TODOS van a voltear a criticarte. Sin embargo eso no me detuvo. Además, tengo un hombre a mi lado que siempre me apoyado en mis locuras.

Hoy, 6 años después, estoy feliz de haber tomado la decisión de ponerme los tenis en aquel frío octubre de 2011 y salir a correr. Hoy sé que la vida me ha llevado por este camino para poder ayudar a las personas cambiar su estilo de vida y encontrar ese balance que necesitan.

No me queda mas que darles las gracias a todos y cada uno de los que han confiado en mí. Gracias por permitirme entrar en sus vidas y aportar mi granito de arena para conseguir esa transformación y ese nuevo estilo de vida.

Yunen

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